Probamos siete de los jamones cocidos más comunes, todos ellos se encuentran en casi cualquier supermercado, chino o fiambrería. Ni paleta de cerdo ni fiambre cocido ni jamones naturales de precios excesivos. Todos los que probamos están dentro de un rango de $90 a $130 los 100 gramos.
DE COMPRAS20 de enero de 2022
Jamón cocido Campo Austral: $110 los 100 gramos
De sabor escaso y de textura un poco gelatinosa. Lejano sabor ahumado. Es un jamón correcto de sabor suave y una consistencia firme; no se deshace en la boca por tener excesiva gelatina, cada tanto mordés algo difícil de procesar. Pese a no ser un gran jamón, tampoco es feo. Algo recomendable.
Jamón cocido Carrefour: $130 los 100 gramos
De un sabor salado que hace recordar bien poco al jamón. Viene cortado en fetas demasiado gruesas y su carne es patinosa. El sabor que deja en boca no es para nada agradable. Muy lejos de ser jamón, parece más un fiambre reconstruido, una pasta de cerdo. Poco recomendable.
Jamón cocido Cuisine y co –Jumbo–: $90 los 100 gramos
De sabor simplemente salado y de textura seca, acartonada. De aspecto está bien pero su sabor es escaso y su salazón es excesiva. Poco recomendable.
Jamón cocido Cagnoli –Coto–: 115$ los 100 gramos. –El jamón cocido marca Día también es producido por Cagnoli, es el mismo producto y a un precio de $200 los 200 gramos, por tanto, un poco más barato.
Con un dejo ahumado y mucho más salado de lo necesario. Súper patinoso en su exterior, desagradable, y con una textura más bien resistente. Le falta gusto a jamón y un poco menos a ahumado para disimular todo el resto. Poco recomendable.
Jamón cocido Grassetto –fiambrería–: $115 los 100 gramos. -Pedí en una fiambrería común del barrio de colegiales que me dieran un jamón que saliera entre $100 y $130 los 100 gramos.
Con cierto gusto a carne de cerdo. De buena textura y poco salado. Se deshace al manipularlo y no parece tener gelatina. De un rosado más pálido, más natural. Se le ven las fibras de la carne, no es un producto de textura uniforme y lisa como los fiambres reconstituidos. Recomendable.
Jamón cocido Paladini –chino–: $130 los 100 gramos
De textura amable, no opone resistencia ni tiene notas de gelatina. Tiene cierto sabor a carne de cerdo, no tiene gusto ahumado y es salado pero no de forma excesiva. Es un buen fiambre. Se le notan las fibras y que no está reconstruido. Algo recomendable.
Jamón cocido 42 –chino–: $110 los 100 gramos
Una textura pastosa, se nota que es un fiambre reconstruido de cerdo. De color rosa excesivo, es parecido a morder un plástico con un lejano gusto poco agradable a jamón. Incluso tiene un poco de astringencia. No es jamón. No es para nada recomendable.
Veredicto:
El mejor es el jamón cocido Grassetto, el de mejor textura y sabor. El que parece tener menos agregados artificiales y provenir más directamente de un cerdo. El jamón de Paladini también es muy correcto y tiene buen sabor. En el último lugar del podio está el de Campo Austral, si pudiese no lo compraría pero es mejor que el resto.
En definitiva, la fiambrería parece ser la mejor elección. En general, por un precio similar se puede conseguir un fiambre de mejor calidad que en el supermercado.
Elementos prácticos no tan usados para cocinar mejor y más productivamente cada día. La plata siempre es una buena razón, pero en este caso, un poco menos. Utensilios que creo, escasean, no sé por qué, en muchas cocinas. Nada electrónico, nada moderno; cosas que no tienen reemplazo ni versiones superadoras. ¿Cuántos de ellos tenés? ¿Cuál sumarías a la lista?
Productos, cortes, verduras; bocados al alcance de la mano que no apreciamos lo suficiente. Somos un país con una gran abundancia de materia prima pero nuestra dieta se suele conformar de no más de 15 productos. ¿Cuál sumarías a la lista?
Culpa del marketing, sobre todo, y también, de la crisis. Supongo que se trata de esa maldita necesidad de “resaltar” algunas cosas y a la vez, “ocultar” otras; muchas veces en pos de ofrecer un producto más barato sin que se note. Ese cruel menester de hacer equilibrio en el fino límite entre la estafa y la ley. A veces, el Código Alimentario no alcanza para imponer mayor claridad y el consumidor lo sufre: en el sabor, en la salud y en el bolsillo. La lista se compone de algunos productos que encontré últimamente en diversos supermercados y comercios.
Un paseo por el mundo en colectivo: seis mercados o supermercados étnicos porteños más allá del famoso Barrio Chino.
En la última década la historia del queso argentino se aceleró bruscamente. Brotaron nuevos pequeños productores artesanales repartidos por todo el país que nos ofrecen variados y muy buenos productos en contraposición al, casi siempre, insípido queso industrial argentino. Hoy, se producen unas 200 variedades que queso. Algunos buenos quesos y sus productores, dónde comprarlos, la historia del queso argentino y sus variedades más famosas.
Todo cambió, a partir de ese 14 de julio de 1789 el mundo no fue igual y por supuesto, la gastronomía tampoco. La revolución que estalló por falta de comida terminó revolucionando las cocinas.
Una cocina italiana que, curiosamente, no llegó a Buenos Aires. Solo el 1,4% de los inmigrantes italianos que llegaron a la Argentina a fines del siglo XIX y principios del XX provinieron de la región del Lacio –capital Roma–. Una cocina más bien de clases bajas, con mucha menudencia, corte despreciado, fiambres no elegantes y quesos de oveja. No se trata de una “cocina de producto” despojada y elegante sino, al contrario, de enaltecer con mano y corazón alimentos baratos. Una cocina de casa, reconfortante y bastante simple de preparar. Pocos ingredientes, ricos.
Sobre todo es, y también es muy buena, seguro que no es mala, pero también, casi seguro, que no es la mejor.
Técnicas de cocción muy corrientes que, para mí, deben sepultarse. Muchas por supuestos olores, otras por comodidad, otras por ignorancia y otras, hasta por gustos inentendibles, porque, aunque digan lo contrario, de gustos está todo escrito. Por supuesto, siempre hay pequeñas excepciones a cada punto, pero por regla general es así. ¿Cuáles otras se te ocurren? ¿En cuáles no coincidís?
Porque las modas cambian, porque los paladares mutan, porque importa más el rendimiento y los costos, porque no hay demanda, porque simplemente no eran tan ricos o, porque: solo nos olvidamos. Algunas preparaciones que fueron populares y clásicas en los restoranes y cocinas argentinas, sobre todo porteñas, y hoy se encuentran olvidadas o en vías de extinción.