
Ni un arroz pegajoso con hongos, ni arroz caldoso con pollo ni arroz suelto salteado con verduras; un risotto. Es un plato muy simple de hacer y a la vez, muy fácil de hacer mal. Su historia, sus secretos, sus diez mandamientos y sus recetas.
Ni un arroz pegajoso con hongos, ni arroz caldoso con pollo ni arroz suelto salteado con verduras; un risotto. Es un plato muy simple de hacer y a la vez, muy fácil de hacer mal. Su historia, sus secretos, sus diez mandamientos y sus recetas.
El mundo consume unos 50 kilos de arroz por persona por año o lo que es lo mismo casi unos 150 gramos por día: un buen plato de arroz por día cada uno de nosotros, sin excepción. El progreso es, en casi todos los casos –si no todos–, inversamente proporcional al consumo de arroz.
Un paseo por el mundo en colectivo: seis mercados o supermercados étnicos porteños más allá del famoso Barrio Chino.
Culpa del marketing, sobre todo, y también, de la crisis. Supongo que se trata de esa maldita necesidad de “resaltar” algunas cosas y a la vez, “ocultar” otras; muchas veces en pos de ofrecer un producto más barato sin que se note. Ese cruel menester de hacer equilibrio en el fino límite entre la estafa y la ley. A veces, el Código Alimentario no alcanza para imponer mayor claridad y el consumidor lo sufre: en el sabor, en la salud y en el bolsillo. La lista se compone de algunos productos que encontré últimamente en diversos supermercados y comercios.
Entender por qué algo nos parece más rico –o más feo– es un gran paso para poder cocinar mejor, o al menos, a consciencia. Así como el umami o quinto sabor se transformó en uno de los términos y conceptos más repetidos y resonantes en la gastronomía mundial en la última década, ahora es el tiempo del kokumi.
Productos, cortes, verduras; bocados al alcance de la mano que no apreciamos lo suficiente. Somos un país con una gran abundancia de materia prima pero nuestra dieta se suele conformar de no más de 15 productos. ¿Cuál sumarías a la lista?
Elementos prácticos no tan usados para cocinar mejor y más productivamente cada día. La plata siempre es una buena razón, pero en este caso, un poco menos. Utensilios que creo, escasean, no sé por qué, en muchas cocinas. Nada electrónico, nada moderno; cosas que no tienen reemplazo ni versiones superadoras. ¿Cuántos de ellos tenés? ¿Cuál sumarías a la lista?