Ni churros ni rabas, mucho menos choclos, la verdadera comida popular argentina del verano es cada vez más: el sándwich o sánguche de milanesa. En las últimas décadas se consagró y se extendió como el fast-food más popular del país como ningún otro. En una playa de Mar del Plata, en el carnaval de Iruya o en un camping de los Siete Lagos seguramente veas y puedas comprar tu sánguche de milanesa, es la única comida al paso que nos incluye y amontona de esa manera, ni el choripán ni la pizza están tan extendidos, seguramente por cuestiones operativas, pero también por una cuestión de unanimidad en el paladar argentino: todos comemos milanesa y, aún más práctico, entre panes. ¿Pan con pan o genialidad patria?
Ideas, predicciones, augurios, tonterías; posibilidades y muy posible también, que no se cumplan. Algunas que ya vienen sucediendo en la escena gastronómica porteña, otras, que recién están asomando y varias, que solo deseo que lleguen. También, las que quiero que se terminen de una vez. Juegos de fin de año: para qué hablar en serio estos días, para eso ya tenemos todo el resto del calendario. Llegará la explosión de las vermuterías y las cervezas sin alcohol, de más tapas clásicas españolas, de los arroces secos con carnes, de la charcutería de mar y de los tostados cool, del trigo sarraceno y las masas asiáticas, de las pizzas fusión y los new york rolls; entre tantos otros.
Por qué estos tres, cómo fue que se impusieron en un mundo plagado de salsas y aderezos, cuándo saltaron a la fama y cuál es la historia y origen de cada uno de ellos. El equilibrio de sabores que naturalmente primó entre una salsa grasosa, suave y sedosa, una dulzona y algo especiada y una picantita, robusta y ácida. Cada una compensa y redondea la otra.
Pese a sus orígenes claramente italianos, el salamín seguramente sea el fiambre más argentino, más representativo e identitario. En España, este tipo de embutidos secos, allá llamados comúnmente chorizos, también son moneda corriente, pero fueron inmigrantes del norte de Italia quienes lo impusieron de forma masiva en el país. Y, pese a que en Italia haya decenas de salames, cada uno con un nombre particular, cada uno de una región específica, el salamín tal y como lo conocemos acá, no existe en ningún otro lado, es un embutido seco absolutamente argentino: por su nombre, por su sabor y porque se volvió parte de nuestra cultura popular. El salamín es la picada, son los amigos, es el domingo, es una sensación de argentinidad que pocos otros alimentos dan. Está de más decir que, su combinación clásica con queso también es algo absolutamente nuestro, es un matrimonio natural patrio.
La gastronomía argentina no se caracteriza por haber creado muchas preparaciones saladas, solemos comer reversiones no muy lejanas de clásicos italianos y españoles; sin embargo sí hemos inventado una gran cantidad cosas dulces. ¿Cuáles inventamos?, ¿cuáles copiamos y suponemos nuestras? y ¿cuáles se olvidaron en el tiempo? Además, dónde probar cada una de ellas.
Por un lado, algo fermentado nos hace ruido, nos suena casi a podrido y por otro, nos remite a una corriente, cada vez más potente, de alimentación saludable. Podríamos decir que ambas apreciaciones son falsas y verdaderas a la vez. Podríamos decir, también, que son alimentos “podridos” –o alterados– pero de manera controlada y que, están de moda, pero son un gran mundo por descubrir, y a la vez, hace diez mil años que todas las culturas fermentan alimentos.
Porque mucho mejor que aprender recetas es entender los conceptos, saber por qué, cómo y a partir de ahí, crear tu propia receta. Mejor que hacer es saber y mejor que saber es entender. No se trata de copiar al pie de la letra, sino de entender qué estamos haciendo y cocinar con lo que tengas en la heladera o esté barato y de temporada en ese momento. Por eso, estos mandamientos o tips para hacer siempre un buen guiso o plato de olla. La diferencia entre hacer un guiso rico y uno realmente bueno con capas de sabor, contrastes, texturas, profundidad; el de la nostalgia que, en realidad, nunca fue tan bueno.
El chocolate es una composición mágica en distintas proporciones de tres productos: pasta de cacao, manteca de cacao y azúcar. Sin alguno de esos tres, no hay chocolate; con algunos otros como leche, frutos secos o sal, hay chocolates enriquecidos. No debemos confundir el cacao, fruto tropical americano con el chocolate, producto derivado de él. Su origen e increíble historia, su transformación de bebida en bombón, cómo se llega de un fruto tropical a una tableta de chocolate, sus distintos estilos y tipos, cómo elegirlo y qué tener en cuenta.
Ocho formas distintas y perfectas de hacerlas, sus mandamientos, su historia, su teoría y su vuelta cool. La papa frita es la fritura universal, el pecado perfecto; el bocado más adictivo. Crocantes, doradas, cremosas; es la materialización perfecta de la gula. Quién puede decirle que no a una papa frita, se necesita ser muy devoto, muy creyente para negarse a una. Y todo su atractivo no parece encontrar respuestas en la boca, en el paladar, en las papilas gustativas, sino que, es el cerebro quien te pide más y más. Qué sabor tienen, por qué nos gustan tanto, es difícil contestar esto sin explicaciones científicas, las cuales dirán que sus grasas y carbohidratos nos produce dopamina como si eso nos dijera algo... ¿Se trata más de una textura y una sensación que de un sabor?
Cómo elegirlas, qué calidades hay en Argentina, sus mandamientos para hacerlas en casa, en qué se diferencian con el dulce, la jalea o la confitura y cuál es su historia y sus orígenes milenarios.
Ese gran alimento prehistórico que adoptamos recién de forma masiva en el siglo XX. Cuál es su historia y orígenes, cómo se produce, cómo se puede hacer en casa, cuáles son sus beneficios, qué marcas recomiendo y qué tipos o estilos existen.
La birra, la fresca, la riquita, la chela, la rubia; la cerveza es la cuarta bebida más consumida del mundo solo detrás del agua, el té y el café –y por supuesto la más demandada de las alcohólicas–. La cerveza es una bebida hecha con granos, generalmente de cebada, que se germinan antes de fermentarse en agua junto a aromatizantes. Es una bebida que actualmente se hace de cuatro ingredientes principales: lúpulo, malta, levadura y agua –la cual representa un 90% de su composición–. Qué quiere decir Lúpulo, malta, IPA, APA o IBU; cómo servirla y a qué temperatura, cómo se elabora, qué variedades existen y cómo son cada una y cuál es su larga e increíble historia.