
Sobre todo es, y también es muy buena, seguro que no es mala, pero también, casi seguro, que no es la mejor.
La encuesta definitiva que define tu nivel de cocinero: pizza y milanesa, ame de casa, ayudante de cocina o chef.
DEBATES26 de diciembre de 20211-¿Cuál es tu actitud al cocinar?
a– Por favor quiero terminar lo antes posible.
b– Pongo algo de música y me relajo.
c– Me concentro, me ordeno y cocino lo más rápido posible.
d– Me siento un artista y un bailarín al mismo tiempo.
2-¿Cuántas horas antes empezás a pensar en tu próxima comida?
a– Cuando tengo hambre pongo el agua para el pancho.
b– Cuando llego a casa del laburo me fijo qué hay para comer o si tengo que salir a comprar algo.
c– A principio de la semana me organizo y dejo hecha la mise en place para cada día.
d– Salgo cada mañana a buscar los mejores productos que hayan llegado ese día y me inspiro al sentir sus olores.
3-¿Cuántos cuchillos usás?
a– El tramontina cada tanto.
b– Tengo uno que uso para todo.
c– Dos o tres, depende cuál esté afilado.
d– Tengo un sobre con seis cuchillos, los quiero como mis hijos y cada uno tiene su función.
4-¿Dónde va el repasador?
a– No sé si tengo.
b– En el cajón.
c– Colgado de la puerta del horno.
d– En el hombro o colgado de la cintura.
5-¿Qué tanto te gusta ir al supermercado?
a– Si puedo no me acerco.
b– Una vez por semana.
c– Suelo ir todos los días o día por medio, no me molesta.
d– Voy a tres o cuatro distintos para comparar la calidad del producto.
6-Cuántas especias usás?
a– A veces uso orégano para la pizza.
b– Tengo cinco y son las únicas que sé usar.
c– Unas quince y las tengo ordenadas en frascos rotulados.
d– Más de veinte, andan tiradas por ahí y siempre busco encontrar y probar nuevas.
7-¿Podés diferenciar los cortes de una vaca?
a– El paty qué parte es.
b– Asado, bifes y milanesas los sacó al trote.
c– Diferencio una arañita de una marucha con solo olerla.
d– Me gusta depostar la media res para buscar cortar músculos a mi manera.
8-¿Consumís libros o programas sobre cocina?
a– Una vez me regalaron un libro de uno que se llama Mallmann.
b– Me quedaron los libros de mi vieja y a veces me engancho con algún programa del Gourmet a la noche.
c– Me sé toda la programación del Gourmet, mi ídolo es Bourdain y tengo la última edición del Larousse Gastronomique.
d– La creatividad no es copiar dijo hace un par de décadas el maestro Adriá.
9-¿En qué punto comés la carne?
a– Si se ve la sangre no la pruebo.
b– A punto, una linea roja en el medio.
c– Muy jugoso, si está caliente, está hecha.
d– Prefiero la carne cruda, ahí está el verdadero sabor.
10-¿Fileteas un pescado?
a– Me da asco el pescado.
b– Se lo pido al pescadero.
c– Lo hago si no queda otra, me sale bastante bien.
d– No compro filet, siempre el pescado entero y depende la inspiración del momento veo cómo lo hago.
11-¿Cómo cocinás el coliflor?
a– Qué asco, con ese olor no lo pruebo ni en pedo.
b– Gratinados al horno, como se comían en mi casa de chique.
c– Lo hiervo hasta un punto antes, le corto la cocción y lo guardo para usarlo en ensalada o grillado.
d– Lo hago al vapor para que no absorba líquido, después lo termino en el horno para que dore y con eso hago un puré de coliflor ahumado.
12-¿Cómo haces las hamburguesas?
a– Compro patys congelados y los cocino al hornito para que no larguen humo.
b– Compro carne picada y les pongo huevo, cebolla, ajo y condimentos.
c– Le pido al carnicero que me pique el pedazo que yo quiera y solo le agrego sal y pimienta.
d– Pico la carne por un lado y la grasa por otro así logro la relación exacta de grasa y carne que quiero cada vez.
13-¿Cuántas veces a la semana comes algo con jamón y queso?
a– Cada día.
b– Al menos cuatro, amo la tarta de jamón y queso.
c– Una o dos, cuando no tengo nada más en la heladera.
d– Ninguna, eso no es comida.
14-¿Con qué das vuelta un bife?
a– Se me llena la casa de olor, jamás hago.
b– Con un tenedor, por supuesto.
c– Con lo que tenga a mano, incluso mi mano.
d– Con pinzas, nunca hay que pinchar la carne, pierde sus jugos.
15-¿Cuántas veces comiste habas o arvejas frescas el ultimo año?
a– No se lo que son las habas.
b– No sabía que venían fuera de una lata.
c– Quizás dos o tres.
d– Cada semana como alguna legumbre fresca de temporada.
16-¿Cuántas veces por semana prendés el horno –no el hornito eléctrico–?
a– No tengo horno o no me acuerdo si tengo.
b– Una con suerte, es todo un evento.
c– Los lunes, jueves y domingos.
d– Cada comida, lo prendo y después pienso si lo voy a necesitar.
17-¿Cómo haces las milanesas?
a– Preguntale al carnicero, yo solo les pongo fritolín y las mando al hornito.
b– Como las hacía mi vieja, de nalga, es lo mejor.
c– Consigo la pieza entera de lo que esté lindo y hago para tener un buen rato.
d– De bife con hueso, gruesas, las originales.
18-¿Qué prefrís: Cilantro o perejil?
a– Qué es el cilantro.
b– Solo uso perejil, pensé que eran muy parecidos.
c– Uso más cilantro, es más versátil, pero para los clásicos porteños, siempre perejil.
d– No las uso, me cansaron, prefiero el huacatay o el muña muña.
19-¿Cómo haces el puré de papas?
a– A muerte con el puré chef.
b– Corto la papa en cubitos y la piso con leche.
c– Hiervo la papa entera con cáscara para que no absorba agua y la trituro con una batidora para que quede un puré aireado.
d– Me aburre hacer clásicos, ya llegaron a su techo. Pero si estoy obligado a hacerlo, sigo la receta del maestro Robuchon, es el puré perfecto.
Resultados:
Si respondiste mayorías de respuestas a sos de pizza y milanesa: el horno te da alergia y comes solo para alimentarte, es una lástima, te estás perdiendo uno de los grandes placeres de la vida.
Si respondiste mayoría de respuestas b sos un ame de casa: cocinas lo justo y necesario, aprendiste recetas en tu casa familiar, comer te da gusto y te gustaría saber algunas cosas más pero no tenés tiempo.
Si respondiste mayoría de respuestas c sos un ayudante de cocina: te gusta cocinar para tus amigos, sos organizado y metódico, seguramente hayas tomado algún curso de gastronomía y te creés un foodie.
Si respondiste mayoría de respuestas d sos o te crees chef, que es casi lo mismo: nada en la vida te importa más que la comida y te crees que sos el mejor y el que más sabe.
Sobre todo es, y también es muy buena, seguro que no es mala, pero también, casi seguro, que no es la mejor.
Todo cambió, a partir de ese 14 de julio de 1789 el mundo no fue igual y por supuesto, la gastronomía tampoco. La revolución que estalló por falta de comida terminó revolucionando las cocinas.
Cuándo la cocina regional dejará de ser sinónimo de NOA y sus platos patrios, cuándo habrá restoranes mesopotámicos o chaqueños en Buenos Aires, cuándo la alta cocina porteña se animará a crear verdadera cocina argentina, cuándo dejaremos de reproducir incansablemente, a toda escala, la cocina de bodegón y el asado, cuándo haremos de la cocina argentina una cocina propia, con identidad y anclaje como lo son –y entendieron el camino de la alta cocina hace un par de décadas– la mexicana y la peruana.
Cómo comemos en el mundo: ¿Con la mano, con palitos, con cubiertos, solo con cuchillo, entre panes? ¿Compartimos o comemos lo nuestro? ¿Siempre sobre un plato? ¿Cuál les parece la mejor o más sofisticada manera de comer?: ¿el Tenedor y el cuchillo, trinchar y cortar cada comida? ¿usar palitos en preparaciones ya porcionadas? ¿o comer con las manos, el acto más natural?
En el 2024 vamos a haber comido, cada uno de los argentinos, la menor cantidad de carne de vaca de nuestra historia –por persona al año–, al menos desde que se tenga registro, cosa que sucede desde 1914. En el 2024 no vamos a haber comido, por primera vez en más de dos siglos de historia, más carne de vaca que de pollo –o que de cualquier otro animal–. En el 2024 no vamos a haber elegido comer la menor cantidad de carne de vaca de nuestra historia, lo cual hubiera sido respetable, incluso valorable; pero no es así: es consecuencia de su precio, de las posibilidades de cada argentino, de sus sueldos y sus obligaciones de comer y comprar, con suerte, carnes más baratas.
Todo cambió, a partir de ese 14 de julio de 1789 el mundo no fue igual y por supuesto, la gastronomía tampoco. La revolución que estalló por falta de comida terminó revolucionando las cocinas.
Una cocina italiana que, curiosamente, no llegó a Buenos Aires. Solo el 1,4% de los inmigrantes italianos que llegaron a la Argentina a fines del siglo XIX y principios del XX provinieron de la región del Lacio –capital Roma–. Una cocina más bien de clases bajas, con mucha menudencia, corte despreciado, fiambres no elegantes y quesos de oveja. No se trata de una “cocina de producto” despojada y elegante sino, al contrario, de enaltecer con mano y corazón alimentos baratos. Una cocina de casa, reconfortante y bastante simple de preparar. Pocos ingredientes, ricos.
Sobre todo es, y también es muy buena, seguro que no es mala, pero también, casi seguro, que no es la mejor.
Técnicas de cocción muy corrientes que, para mí, deben sepultarse. Muchas por supuestos olores, otras por comodidad, otras por ignorancia y otras, hasta por gustos inentendibles, porque, aunque digan lo contrario, de gustos está todo escrito. Por supuesto, siempre hay pequeñas excepciones a cada punto, pero por regla general es así. ¿Cuáles otras se te ocurren? ¿En cuáles no coincidís?
Porque las modas cambian, porque los paladares mutan, porque importa más el rendimiento y los costos, porque no hay demanda, porque simplemente no eran tan ricos o, porque: solo nos olvidamos. Algunas preparaciones que fueron populares y clásicas en los restoranes y cocinas argentinas, sobre todo porteñas, y hoy se encuentran olvidadas o en vías de extinción.