Guía básica para elegir un vino: secretos, consejos y datos

LA VERDAD DE 04 de abril de 2022
No hay nada más aburrido que tomar siempre el mismo vino solo por miedo a equivocarse. Acaso comerías todos los días los mismos fideos con tuco solo porque sabés que te gusta y te sale bien. La novedad es un bien tan efímero como preciado, y para el paladar es una variable fundamental. Un sabor nunca es tan atrayente como la primera vez.
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Arriesgarse es parte del asunto, pero si conocés algunos datos o trucos: el riesgo se aminora mucho. El primer contacto con un vino se da a través de su etiqueta y la información que ella contenga, pero también debemos tener en cuenta muchas otras cuestiones que aquí ahondaremos: su botella, su lugar de origen, su añada, su corcho, su guarda, su cepa, etc.

La etiqueta

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La etiqueta de un vino nos debe contar sus características básicas: su cepa –el tipo de uva– o cepas con las cuales se produjo el vino, el año de cosecha de esas uvas, el lugar donde fueron cosechadas, el nombre y lugar de la bodega, dónde fue embotellado y envasado –que puede ser diferente tanto al lugar donde se cosecharon las uvas como al lugar de la bodega–, su graduación alcohólica y si el vino fue criado o no en barrica antes de ser embotellado. Además, en la etiqueta trasera suele haber una “nota de cata”: una supuesta descripción de su sabor y aroma.

Cuestiones a tener en cuenta al leer la etiqueta:

–El año o añada es muy importante, a veces lo más, pero siempre en relación a la cepa: algunas pueden estar en su mejor momento a los 3 y otras, a los 20 años –descripción detallada más adelante en cosecha y cepa.    

–Lo ideal es que la etiqueta explicite que las uvas pertenecen a la bodega y que el vino fue embotellado allí mismo. Es muy común que vinos no tan buenos compren uvas a otros productores o embotellen en otro lugar. Con los traslados las uvas se suelen deteriorar.

–No confundir el nombre del vino con el nombre de la bodega.

–La graduación alcohólica no es sumamente relevante, depende la cepa, la región y cada cosecha. Lo normal es una graduación entre 12 y 14,5º. Pero que tenga más o menos no indica si el vino es bueno o no, solo si es un poco más ligero.

–No hay que dejarse guiar por la nota de cata, nadie va a contarte que su vino es malo.

–El vino puede tener en el frente un sticker por algún premio o puntaje otorgado por algún crítico famoso como: Parker, Suckling o Atkin. Sus puntuaciones no quieren decir mucho, que eso no determine tu elección. Los vinos compiten dentro de un rango de precios, un vino de $5000 con 91 puntos no es comparable con un vino de $300 con 93 puntos. Cuando tienen arriba de 90 puntos –sobre 100– las bodegas suelen agregarlo a la botella. En general, los vinos con más de 95 puntos –según estos famosos críticos– suelen tener precios bien altos.

–La cría o no en barrica de roble no determina que un vino sea bueno o malo. No todos los vinos supuestamente buenos deben pasar por barrica. Es lo más común, pero hay vinos que sus enólogos eligen que no tengan ese sabor a madera, prefieren vinos más ligeros y frescos.

–Si falta alguno de los datos en la etiqueta, desconfiá.

La cepa y la región

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Argentina tiene decenas de regiones vitivinícolas –sobre todo en la zona cordillerana o pre cordillerana desde Río Negro hasta Jujuy–, pero Mendoza produce casi el 75% del total del vino argentino. Poder asociar lugares, regiones o tipos de clima a cepas es un buen truco a la hora de elegir un vino.

–Nuestro vino patrio es el malbec y se cosecha en todas las regiones vitivinícolas del país. Es una cepa con un potencial muy alto pero a la vez, limitado, puede llegar a producir un vino muy rico pero casi nunca increíble. Entre los vinos económicos un malbec puede ser una buena opción, suele ser siempre el más correcto, pero si preferís algo más complejo sería recomendable probar con otras cepas que despliegan más matices.

–Casi todos los grandes vinos del mundo son blends o vinos de corte: no son producidos con una sola cepa. Siempre es una buena opción porque cada cepa aporta sus características y en la mezcla, en general, se encuentra más complejidad.

–No hay que tenerle pavor a los vinos blancos. Son necesarios y deliciosos en muchos casos. No puede existir la frase: “no me gusta el vino blanco”, no existe tal generalidad, cada uno de ellos tiene un sabor distinto y porque no te parezca agradable uno, no pueden dejar de agradarte todos los otros.

–El torrrontés es en los blancos lo que en los tintos, el malbec: es la cepa de uvas blancas que más se produce en Argentina y nuestra única cepa totalmente autóctona. Para vinos blancos económicos es quizás la más recomendable.

–En Mendoza –y Argentina toda– las dos zonas vitivinicolas más afamadas son Luján de Cuyo –más tradicional– y Valle de Uco –más moderna–. Ambas célebres por su malbec, sin embargo otros vinos como el cabernet sauvignon y el chardonnay también destacan en estas zonas.

San Juan destaca, pese a también producir mayoría de malbec, por su vino syrah, más robusto que el malbec.

Salta destaca por tener vinos tintos más potentes y picantes, muy interesantes, donde la cepa tannat se da muy bien. Al igual que el torrontés entre los blancos.

–En Catamarca y La Rioja también tienen muy buenos torrontés.

Río Negro, Neuquén y La Pampa se caracterizan, en cambio, por vinos más frescos como el pinot noir y el sauvignon blanc.

Año de cosecha y su relación con la cepa

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El tiempo es fundamental para algunas cepas, así como para otras no lo es tanto.

–Los vinos blancos suelen suponerse más jóvenes que los tintos, pero no es tan así. Hay vinos blancos más frescos como los sauvignon, torrontés o riesling que quizás no necesitan más que un par de años para estar en su punto ideal. Pero un rico chardonnay necesita de al menos 5 años para estar en un buen momento.

–Por el lado de los tintos, los más frescos como el pinot noir necesitan menos tiempo de guarda, no necesitan oxigenarse; pero un cabernet sauvignon, o un cabernet franc o un merlot necesitan años para poder expresarse completamente. Nunca jamás un cabernet va a estar ideal si tiene menos de 5 años. No quiere decir que no se pueda tomar o no sea rico, sino que no va a haber llegado a su mejor versión. El tiempo es un valor fundamental y a igualdad de precios entre diferentes vinos, el año es una variable primaria para elegir uno u otro –sobre todo si lo elegimos para tomar a la brevedad–. Cuando un vino tiene uno o dos años se le suele notar más el alcohol y los taninos –astringencia en el paladar.

El corcho y la forma en que se guardó la botella es fundamental cuando un vino ya tiene más de cinco años, por eso es importante observar la cantidad de vino dentro de la botella antes de comprarlo. Si el líquido disminuyó mucho quiere decir que se evaporó y que el corcho se secó y dejó pasar demasiado oxígeno: mal síntoma.

Hay vinos que recién a los 20 años de guarda llegan a su punto ideal. Nunca se puede saber eso con precisión, solo estimarlo. Pero por regla general, un vino necesita tiempo

Tipos de botella y corcho

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Hay dos grandes tipos de botella según forma: bordalesa –la clásica botella recta– y borgoñesa –de base más ancha que se afina hacia arriba–. Esta última suele usarse para vinos tinto pinot noir y blancos chardonnay: las dos cepas clásica de la región de Borgoña, justamente.

–Cuanto más ancho –y por tanto, pesado– el vidrio y más hueco o “culo” tenga la botella en su base, supuestamente, más elegante o caro debería ser el vino que contiene.

–Que el corcho sea de plástico no quiere decir que el vino sea malo, sino que no entrará oxígeno o lo que es lo mismo, que el vino no envejecerá. Para vinos frescos es una buena opción. Sin embargo, para vinos más robustos y complejos que necesitan del tiempo como variable fundamental un corcho largo de buena calidad es fundamental. Existen corchos de alcornoque natural –los más caros–, de corcho aglomerado o de una mezcla de ambos.

Precio

Los vinos no son baratos ni caros en sí mismos, depende del bolsillo de cada uno y lo que uno esté dispuesto a gastar. Sin embargo, hablando en otros términos, los vinos baratos pueden no ser malos pero es muy difícil que sean muy buenos. Y, a su vez, los vinos caros es difícil que sean muy malos pero el precio no te asegura que sean muy buenos.

Las bodegas tienen muchos rangos distintos de vinos, ahora le dicen gamas. Un vino bueno de una bodega sin marketing puede costar lo mismo que el vino más berreta de otra bodega con mayor renombre o fama. Trata de escaparle a los vinos clásicos que tienen precios más por nombre que por la calidad del vino. No pagués la marca, animate a escaparle a las grandes bodegas, salvo que estés dispuesto a gastar un buen dinero por un vino de mucho renombre.

Guarda y degustación

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–Para guardar por un tiempo prolongado un vino es necesario hacerlo acostado en un lugar oscuro y fresco para que el corcho no se seque.

–Lo ideal es abrir el vino al menos media hora antes de empezar a beberlo. Al oxigenarse una vez abierto el vino va transformándose. 

Bonus track: Vivino es la app más completa y difundida en el mundo sobre vinos. Casi cualquier vino que te encuentres por ahí va a estar, aparecerán sus características y opiniones de otros que ya lo probaron. Muy recomendable para despejarte dudas o ayudarte a elegir.

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