
El calamar es uno de los grandes productos de nuestro mar que deberíamos valorar, aprovechar y consumir mucho más. Acá, buenas y muy diversas recetas de todo el mundo con ellos.
El calamar es uno de los grandes productos de nuestro mar que deberíamos valorar, aprovechar y consumir mucho más. Acá, buenas y muy diversas recetas de todo el mundo con ellos.
Cuándo, por qué y para qué elegir cada uno: no se ama lo que no se conoce. Esta es una pequeña guía para poner en valor la variada e interesantísima oferta de pescados frescos que tenemos en nuestro mar. Cómo usar cada uno de ellos, sus características y bondades, mis favoritos y sus cocciones.
El gambón argentino -como es llamado en el extranjero- es un producto que nos hace famosos en el mundo. Sin embargo, nosotros no solemos valorarlos y cocinarlos como se debe. Es una proteína muy alta en nutrientes y baja en grasas nocivas. Siempre se lo supuso como un producto de lujo pero hoy su precio no dista demasiado al de la carne de vaca. Los secretos y claves para cocinar langostinos en estas recetas de todo el mundo.
Fresco, saludable, variado, apetecible, bonito, nutritivo y a la medida de cada uno; un plato ideal para el verano. Se sirve en un bowl y es una comida bien completa, con proteínas, carbohidratos, verduras y frutas. Es de origen Hawaiano pero necesitó de la influencia japonesa para consagrarse en el mundo.
Crudo, curado, a la sartén, a la parrilla, guisado, al horno, fritos, al vapor o en caldos; hay muchas formas de prepararlos pero según la cantidad de grasa de cada uno y su textura algunos métodos de cocción son más recomendables en unos que en otros.
Todo cambió, a partir de ese 14 de julio de 1789 el mundo no fue igual y por supuesto, la gastronomía tampoco. La revolución que estalló por falta de comida terminó revolucionando las cocinas.
Una cocina italiana que, curiosamente, no llegó a Buenos Aires. Solo el 1,4% de los inmigrantes italianos que llegaron a la Argentina a fines del siglo XIX y principios del XX provinieron de la región del Lacio –capital Roma–. Una cocina más bien de clases bajas, con mucha menudencia, corte despreciado, fiambres no elegantes y quesos de oveja. No se trata de una “cocina de producto” despojada y elegante sino, al contrario, de enaltecer con mano y corazón alimentos baratos. Una cocina de casa, reconfortante y bastante simple de preparar. Pocos ingredientes, ricos.
Sobre todo es, y también es muy buena, seguro que no es mala, pero también, casi seguro, que no es la mejor.
Técnicas de cocción muy corrientes que, para mí, deben sepultarse. Muchas por supuestos olores, otras por comodidad, otras por ignorancia y otras, hasta por gustos inentendibles, porque, aunque digan lo contrario, de gustos está todo escrito. Por supuesto, siempre hay pequeñas excepciones a cada punto, pero por regla general es así. ¿Cuáles otras se te ocurren? ¿En cuáles no coincidís?
Porque las modas cambian, porque los paladares mutan, porque importa más el rendimiento y los costos, porque no hay demanda, porque simplemente no eran tan ricos o, porque: solo nos olvidamos. Algunas preparaciones que fueron populares y clásicas en los restoranes y cocinas argentinas, sobre todo porteñas, y hoy se encuentran olvidadas o en vías de extinción.