
Lo veo en redes, en amigos, lo veo en certámenes de cocina, en mi familia y la de muchos de nosotros. Muchos sabemos que los cometemos, incluso yo, pero seguimos conviviendo con ellos; por fiaca, por comodidad, por costumbre. Lo mejor es enemigo de lo bueno, pero tratar de saber qué es lo mejor no es despreciable. Cuál agregarías o quitarías.



Sin embargo, el poke mutó y se popularizó con la influencia y llegada de inmigrantes japoneses a la isla, sobre todo durante la década de los 70’s como mano de obra para la caña de azúcar. Los japoneses le aportaron su impronta y lo transformaron en algo similar a sus viejos conocidos: el chirashi –cortes de pescado sobre arroz– o el donburi –preparaciónes calientes sobre un bowl de arroz–. Reemplazaron los condimentos hawaianos por la salsa de soja, el aceite de sésamo y el jengibre, le agregaron arroz blanco, variedad de verduras crudas, el atún rojo se volvió el pescado estrella y todo eso, se empezó a comer con palitos. Con la influencia japonesa, el poke mutó pero también se catapultó como una de las comidas más de moda en el mundo. Aquel simple pescado crudo condimentado hawaiano se transformó en todo una comida sana, variada, nutritiva, bonita, apetecible y fácil de preparar compuesta también por verduras, frutas, cereales, proteínas y salsas. Todo lo necesario para imponerse en la modernidad.
Otro clásico lugar de poke, ambiente trendy y relajado, plantas que cuelgan, luces de neón y una barra con decenas de productos frescos. Hay opciones ya armadas o sino, la posibilidad de armarlo a tu gusto. Un buen y honesto restorán de poke. Siguiendo con la lógica hawaiana también hacen buenos smoothies, jugos y combinaciones de fruta, yogur y granola.










