
Un paseo por el mundo en colectivo: seis mercados o supermercados étnicos porteños más allá del famoso Barrio Chino.
Un paseo por el mundo en colectivo: seis mercados o supermercados étnicos porteños más allá del famoso Barrio Chino.
Las historias, formas, características y dónde probar las grandes pastas rellenas del mundo. Asociamos a la idea de pasta rellena con sus variantes italianas y sobre todo, a los ravioles, pero casi cada gran cultura creó o adoptó alguna pasta rellena como propia. Hay decenas de ellas desperdigadas por el mundo que deben ser descubiertas y saboreadas. Tales como los jiaozi chinos, los momos tibetanos, los manti turcos y los mandu coreanos, los pelmeni rusos o los pierogi polacos, entre tantos otros.
Acá te propongo salir, disfrutar del verano porteño a través de sus calles pero también de sus sabores, sus olores y sus productos; patrios y de cada rincón del mundo que quiso poblar la República Argentina. Paseos por los barrios porteños, por sus mercados, sus negocios y sus restoranes. Recorridos a pie caprichosos; los que yo haría para probar cocinas, entender mundos y conocer cosas nuevas –o no tanto–. Tanto para pasear como para comprar productos o sentarte a comer. Cinco muy buenos recorridos.
Dónde probar la mejor cocina coreana: la cultura asiática que se impone en el mundo a fuerza de tecnología, música, series y claro, una gran gastronomía deliciosa e infinita casi desconocida para nosotros hasta hace una década. Corea se transformó en medio siglo de un lugar allá lejos y desconocido a ser un país modelo y exportador de los productos culturales y materiales que realmente imponen tendencia en el mundo. Casi todos los restoranes de auténtica comida coreana de reúnen en tres lugares: sobre la Avenida Carabobo entre Eva Perón y Castañares –el viejo barrio coreano llamado Beak–ku–, sobre el pasaje Ruperto Godoy en Floresta –el centro del nuevo y moderno barrio coreano– y el pasaje Valle.
Entre telas y ropas al por mayor se esconde el próspero Barrio Coreano de Floresta. Con cada vez más supermercados, mayor oferta de productos y comidas coreanas es un lugar indispensable para cualquier cocinero curioso y audaz. Qué comprar, cómo usar y por qué vale la pena conocer una de las gastronomías más interesantes y en boga del mundo.
Buenos Aires es la ciudad de las dos coreas, aquella que ya no es pero fue hasta hace bien poco y nadie quiere recordar; y aquella otra, que ya es y se exhibe orgullosa como modelo económico y se impone como la cultura de moda: la del bajo flores y la de floresta -y mejor no te pregunto la diferencia.
Todo cambió, a partir de ese 14 de julio de 1789 el mundo no fue igual y por supuesto, la gastronomía tampoco. La revolución que estalló por falta de comida terminó revolucionando las cocinas.
Una cocina italiana que, curiosamente, no llegó a Buenos Aires. Solo el 1,4% de los inmigrantes italianos que llegaron a la Argentina a fines del siglo XIX y principios del XX provinieron de la región del Lacio –capital Roma–. Una cocina más bien de clases bajas, con mucha menudencia, corte despreciado, fiambres no elegantes y quesos de oveja. No se trata de una “cocina de producto” despojada y elegante sino, al contrario, de enaltecer con mano y corazón alimentos baratos. Una cocina de casa, reconfortante y bastante simple de preparar. Pocos ingredientes, ricos.
Sobre todo es, y también es muy buena, seguro que no es mala, pero también, casi seguro, que no es la mejor.
Técnicas de cocción muy corrientes que, para mí, deben sepultarse. Muchas por supuestos olores, otras por comodidad, otras por ignorancia y otras, hasta por gustos inentendibles, porque, aunque digan lo contrario, de gustos está todo escrito. Por supuesto, siempre hay pequeñas excepciones a cada punto, pero por regla general es así. ¿Cuáles otras se te ocurren? ¿En cuáles no coincidís?
Porque las modas cambian, porque los paladares mutan, porque importa más el rendimiento y los costos, porque no hay demanda, porque simplemente no eran tan ricos o, porque: solo nos olvidamos. Algunas preparaciones que fueron populares y clásicas en los restoranes y cocinas argentinas, sobre todo porteñas, y hoy se encuentran olvidadas o en vías de extinción.