La ciudad de las dos coreas y sus 9 restoranes
Corea del Norte sigue siendo inimaginable y por más que lo intentáramos, no tendríamos como constatarlo. Pero si tratáramos de pensar cómo pudo ser Corea del Sur cuando todavía era igual de pobre que Ghana –o simplemente un país atrasado como cualquier otro del tercer mundo que intentaba crecer a un ritmo acelerado a causa de los efectos de la Guerra Fría o la necesidad ajena de exhibir el éxito de uno de los dos modelos aún en disputa aquel entonces–; deberíamos caminar algunas cuadras por Carabobo –entre Eva Perón y Castañares– para encontrar las postales de la Corea que ya no es pero sí, supo ser cuando aquellos que allí viven llegaron a Argentina y se instalaron en el barrio: el Baek–Ku o Barrio Coreano. La que recuerdan, la que reprodujeron hace casi cincuenta años y solo sobrevive dentro de ellos. La Corea que nunca llegó a tener un PBI per cápita similar al de Reino Unido, la Corea que sobrevivió a la modernidad por estar rodeada de un país que olvidó el progreso.
En cambio, si no tuviésemos la suerte de poder ir a pasear el próximo viernes a las once de la noche por una calle peatonal de un barrio animado de Seul, podríamos, sin embargo, darnos una vuelta por el pasaje Ruperto Godoy. Allí se juntan los bares, restaurantes y jóvenes con raíces coreanas que intentan recordar y reproducir la Corea de Samsung, el k–pop y las series de Netflix. La Corea que sus padres o abuelos no conocen ni podrán nunca imitar en el antiguo Baek–Ku del Bajo Flores.
Buenos Aires es la ciudad de las dos coreas, aquella que ya no es pero fue hasta hace bien poco y nadie quiere recordar; y aquella otra, que ya es y se exhibe orgullosa como modelo económico y se impone como la cultura de moda en el mundo a fuerza de productos electrónicos provenientes de Pangyo, filósofos del momento como Byung Chul Han, películas laureadas como Parásitos y sobre todo: una cocina auténtica y cada vez más valorada.
Panadería en las dos coreas
A grandes rasgos, existen tres tipos de restoranes coreanos en Buenos Aires: el tenedor libre de BBQ, el de sushi y preparaciones marinas –también con menú fijo y tenedor libre– y el restorán a la carta con los platos habituales –el bibimbap, las sopas frías y calientes con fideos, las carnes o calamares fileteados y marinados, los fideos de batata o de trigo con salsa de porotos negros, los pollos fritos; entre otros–. No puede haber restorán coreano, sirva lo que te sirva, sin arroz ni el infaltable banchan: una serie de platitos –al menos tres o cuatro– que acompañan lo que vayamos a comer. En general, el banchan se compone de verduras encurtidas o fermentadas tales como el kimchi – preparación de repollo fermentado infaltable en cada heladera y comida coreana.
En los restoranes de parrilla coreana solo hace falta sentarse para que la mesa se empiece a llenar de al menos una decena de platitos de verduras fermentadas, pescados fritos, ravioles al vapor, tortillitas, algas, ostras –con suerte– o alguna sopa picante; todo esto para acompañar los langostinos y la carne de vaca y cerdo marinada en fetas o tiras que uno debe cocinarse en la parrilla a carbón que hay en el centro de la mesa. Cada comensal debe asarse la proteína que quiera y luego, la regla indica que debe envolverla en hojas de lechuga con un poco de ajo y ssamajang –salsa espesa y un poco picante a base de chiles y sésamo– para formar un ssam –nombre de ese ‘taco’ de lechuga.
Recomendados:
Mido, Av Carabobo 1575. En el centro de la Corea que ya no es. El más clásico de ellos. Primer piso por escalera. Para occidentales, solo al mediodía. Si pretendés ir a la noche debés que buscarte una persona con rasgos coreanos, es la ley de la casa luego de algunos afanos.
Yugane, Paez 3063. A algunas cuadras del epicentro cool. Otro de los clásicos. Mediodía y noche.
Bab Cocina Coreana, Ruperto Godoy 758. En la Seúl de moda, un BBQ más elegante y moderno. Abre solo de noche.
Algunos coreanos se animan a decir que son ellos los inventores del sushi, no se puede constatar pero a quién le importa, les sale bastante bien. No es tan delicado como el japones pero sí mucho más abundante y por lo menos, igual de rico. Y no solo te sirven el sushi hasta que no quieras más, sino también una cantidad de preparaciones con pescado –además de los clásicos del banchan– como: crudo en ensalada de hojas verdes, frito en forma de cabeza o aletas, sopa de congrio picante o anguila laqueadada y asada –mi favorito, difícil de conseguir–, entre otros.
Recomendados:
Ichiban Sushi Bar, Felipe Vallese 3153. En una de las esquinas del Seúl de moda. Solo de noche. Cada mesa en su box de madera. Generoso y apto para todo público.
Kyung Mi Jong, Pumacahua 730. A algunas cuadras de la Corea sin modernidad. Salón al fondo, el restorán del frente ofrece parrilla coreana, que no te engañe, hay que entrar decidido. Sábados y Domingos mediodía y noche, en la semana de noche. Comida por pasos, cuidada y bien atendida.
Yagalchi, Av Carabobo 1340. Hay que tocar timbre en una cochera. Comés en un box totalmente privado. Muy buena experiencia. Es un reto terminar con todo lo que te sirven.
Aquellos a la carta son quizás la opción más amable para un público sin pergaminos. Se pueden elegir platos amigables como el bulgogi –carne de vaca marinada en soja, azúcar, ajo y sésamo– o el bibimbap –bowl de arroz coronado con verduras, huevo, hongos y si acaso alguna proteína–. No es necesario comer toneladas –como en los BBQ o los de sushi– ni preparaciones picantes –tan comunes y necesarias en la gastronomía coreana.
Recomendados:
Singul Bongul, Morón 3402. En las inmediaciones del Corea moderno pero con estirpe clásica. Ir bien temprano, mediodía y noche. Menú con fotos. Muy buena panceta picante –Cheyuk Bokum– y especialista en sopas frías y calientes como la sopa de merluza picante.
Casa Feliz, Carabobo 1537. En la Corea que ya no es pero con estirpe moderno. Horario corrido mediodía y noche. Fácil, rápido, cómodo y rico.
Auténticos a la carta fuera de las dos coreas:
Bi Won, Junín 548. El restorán de los jerarcas coreanos de otra época. Sobrio y elegante. Buenos consejos y rico; fácil. También un poco más caro. Mediodía y noche. Horarios más amigables.
Mr. Ho, Paraguay 884. Nació en la Corea de moda como fiel representante de la modernidad y se mudó al centro. No perdió autenticidad. Buena comida coreana en un ambiente cool y distendido. Mediodía y noche. El más palermitano de los coreanos de verdad.
Tips:
-Nunca vayas a cenar después de las 20:30, los restaurantes coreanos suelen cerrar muy temprano, cuanto antes mejor.
-Siempre es mejor llamar y reservar, para asegurarse que a la hora que uno pretende ir está abierto y para que no se sorprendan con vuestra presencia.
-La comida coreana es en su normalidad picante. Si te avisan que es picante, es porque es picante. Si no llega a serlo, desconfiá.
-Los supermercados con productos coreanos suelen estar sobre la calle Morón o en sus adyacencias, cerca de la Corea moderna.