Recorridos gastro por Buenos Aires: pasear, conocer y probar
El Barrio Chino
Este seguramente sea el más obvio, popular y corto de los cinco paseos, pero no menos necesario e imprescindible a la hora de comprar los mejores productos orientales y pescados argentinos o comer buena comida china. Un paseo corto pero repleto de atractivos y formas de dejar alegremente tu aguinaldo.
Recorrido
Empezamos el recorrido en el pasaje Echeverría, ingresando desde Sucre.
-Xin Le Yuan Mei Shi o Nuevo Paraíso: sobre el pasaje Echeverría –entre Juramento y Echeverría, frente naranja–, un restorán chino bien auténtico, está allí desde antes de que la estación Belgrano C se convirtiera en un refugio cool. En el aparador ofrecen algunas preparaciones frías que recomiendo como entrada. Mis favoritos del lugar son el pescado entero, la panceta o el tofu picante, las sopas, los fideos anchos o todo lo que estén dispuestos a recomendarte. La dueña, una mujer de unos 50 suele andar por ahí.
-Cruzando el arco de entrada al barrio y siguiendo por Arribeños, en su primera cuadra hay un local que vende buenos objetos y vajilla linda a precios amables. El lugar se llama Tich –Arribeños 2185–. Buen comercio para comprar lindos platos, tazas, bowls y demás. O simplemente, para chusmear vajilla. Hay muchos locales similares en el barrio, pero este me parece el mejor y a mejores precios.
-Allí a la vuelta, sobre Mendoza –1655– está Asia Oriental: el más grande y completo de los supermercados chinos del barrio, no siempre con los mejores precios. Buena verdulería, buenos pescados, mucha variedad de congelados y fideos frescos. La mejor forma de comprar en el Barrio Chino es recorrer, cada supermercado tiene ofertas o productos que no se consiguen en el otro. El pescado en uno está mejor que en el otro ese día, la oferta de fideos no está, la salsa de soja está más barata.
–Si seguimos por Mendoza, en la esquina, está Royal China: el restorán para darse un gusto, el único de dim sum en Buenos Aires. Se llama dim sum a cualquier pequeña porción de comida que se ingiera junto a un té. El dim sum suele servirse típicamente dentro de cestas de bambú, puede ser tanto salado o dulce y estar hecho con todo tipo de animales, verduras o cereales cocinados al vapor, hervidos, salteados, guisados o fritos. Sin embargo, la mayoría de ellos consta de alguna masa rellena, aunque no todos. En esa esquina que parece un falso templo mandarín cada uno anota su pedido en un papel que hay en el centro de la mesa. Ofrecen todos los dim sum clásicos: muchos dumplings, baos, canelones de masa de arroz, arroces glutinosos rellenos, verduras, carnes y demás –unos sesenta– y también, los platos más famosos de la cocina cantonesa y el siempre rico pato laqueado.
-Dando la vuelta manzana llegamos a ChungHwa en Olazábal 1673, uno de los supermercados más nuevos del barrio, no el más completo pero sí, suele tener buen pescado a menor precio y algunas otras ofertas.
-Siguiendo por Olazábal hasta Arribeños nos topamos en la esquina con Mian: restorán con las mejores sopas del barrio, muy buenos fideos con salsa de maní y ricos dumplings. También, tienen entradas frías en exhibición en el mostrador –algas, mondongo, pollo, carnes–. Sobre las mesas, hay una salsa de ají casera un poco picante muy recomendable, vinagre y salsa de soja. Un viaje a un sencillo y delicioso restorán de sopas en China.
- Volviendo por Arribeños, a mitad de cuadra, -2257- está Casa China: uno de los supermercados más antiguos y clásicos del barrio. Mi lugar de cabecera para las compras, la base allí, el resto lo que encuentre bueno en los otros.
-Al llegar a la esquina de Mendoza y Arribeños, diez metros yendo sobre Mendoza hacia la vía, está el mejor local para comprar salsas envasadas y fideos, un local chiquito sin nombre en castellano en Mendoza 1712.
-Por último, te podes ir a pasear por el nuevo paseo o galería techada –Viaviva– que armaron pegado a la vía entre, por ahora, Olazábal y Juramento.
Nuevo barrio coreano de floresta
Un buen paseo siempre es ir al próspero Barrio Coreano de Floresta. Con cada vez más supermercados, mayor oferta de productos y comidas coreanas es un lugar indispensable para cualquier cocinero curioso y audaz. Hasta hace diez años era un secreto a voces y sus pocos locales eran solo concurridos por miembros de la comunidad, hoy se impone como uno de los nuevos atractivos de la Ciudad, opacando cada vez más a su padre: el viejo barrio coreano de la calle Carabobo en el Bajo Flores. En Floresta se amontonan los bares, cafeterías, restoranes y supermercados que intentan representar o imitar la Corea próspera de Samsung, el K–Pop y las series de Netflix. Muchos de los restoranes y bares se encuentran sobre el pasaje Ruperto Godoy, pero los supermercados se amontonan sobre la calle Morón. Por la noche, algunos restoranes no abren y otros cierran temprano mientras que cada vez más jóvenes de la comunidad salen a tomar algo.
Recorrido:
-Un buen lugar de partida puede ser la Plaza de los Periodistas sobre la avenida Nazca entre Neuquén y Paez.
-Siguiendo por Paez un par de cuadras está Yugane, un clásico y favorito del bbq coreano. Solo hace falta sentarse para que la mesa se empiece a llenar de al menos una decena de platitos de verduras fermentadas, pescados fritos, ravioles al vapor, tortillitas, algas, fideos de batata y demás; todo esto para acompañar las carnes marinadas y cortadas en fetas que uno debe cocinarse en la parrilla a carbón que hay en el centro de la mesa. Cada comensal debe asarse la proteína que quiera y luego, la regla indica que debe envolverla en hojas de lechuga con un poco de ajo y ssamajang –salsa espesa y un poco picante a base de chiles y sésamo– para formar un ssam –nombre de ese ‘taco’ de lechuga-. El sistema es tenedor libre, se puede repetir todo lo que quiera cuanto quiera.
-Un poco más allá está Maniko en Vallese 3472, un gran lugar para probar el pollo frito coreano. De influencia norteamericana pero con sabores coreanos, una combinación explosiva y superadora.
-Si preferís una cocina coreana tradicional y casera seguí hasta Morón y Concordia, en la esquina está Singul Bongul: cocina reconfortante y auténtica. Especializado en sopas, ofrecen una docena de ellas, además de otros clásicos coreanos como la panceta o el calamar salteado algo picante.
-Retomando por Morón 150 metros -3269- está Hawái Market, uno de los dos supermercados más completos del barrio. Grandes lugares de la inspiración y la sorpresa. El otro, se llama Sambo Mart y está a la vuelta en Campana 563.
-Siguiendo por Aranguren hasta Argerich o doblando a la derecha llegarás al pasaje Valle, recinto de buenos y auténticos restoranes coreanos como Sandulchan, al final del pasaje. Su alma y cabeza se llama Mamá Moon, una señora de origen coreano que cocina una gran comida familiar coreana.
-El paseo debe terminar en el epicentro del barrio, en el pasaje Ruperto Godoy. El enclave de la corea moderna y la juventud. Entre sus tantas opciones, se encuentra Maum -Vallese 3135-: una muy linda terraza para probar el mejor kimbap –sushi coreano– en media docena de versiones. El kimbap tiene la forma de un roll de sushi pero con otros rellenos e ingredientes: vegetales cocidos o encurtidos, huevo, hongos, carnes cocidas y demás. Suelen tener al menos cinco rellenos y son una verdadera comida completa. O sino, si preferís algo más cercano, está Norte Pulpería -Vallese 3132- un local de pizzas y empanadas muy buenas con algunos toques coreanos; curioso, interesante y muy bien logrado.
Mercado Andino de Liniers o Barrio Boliviano
Un gran paseo con poca prensa y menos renombre es el Mercado Andino o Feria boliviana de Liniers. Para conocer nuevos productos, para descubrir sabores, para conocer recetas, para probar alimentos desconocidos: para ser un poco mejor cocinero y viajar sin salir de la Gral. Paz. Con una lógica similar al barrio chino, algunos pocos se habrán instalado, abierto comercios, generado lazos y atrayendo a la comunidad. Esos pocos se habrán multiplicado y ampliando ese pequeño foco hasta formar un barrio, un lugar identitario y referencial para la comunidad boliviana en Buenos Aires. En el barrio boliviano hay tanto restoranes y alimentos ya preparados como comercios para comprar todos aquellos productos fundamentales para preparar la verdadera comida andina: decenas de variedades de papa, las frutas más tropicales, los ajíes más picantes, las hierbas más aromáticas, los granos más variados, las especias más llamativas, las hojas de coca más frescas, las harinas más coloridas y las gaseosas más artificiales. Y todo, a muy buenos precios.
El foco está sobre la calle José León Suarez entre Ramón Falcón e Ibarrola, pero se extiende sobre las cuadras aledañas, incluso sobre la calle que costea la Gral. Paz. Abre todos los días desde las 8 de la mañana, el sábado es el día más animado y los domingos, el menos.
Recorrido:
-Lo primero y principal es visitar la feria que se encuentra sobre José León Suarez y probar, si acaso, una jugosa empanada salteña de pollo o un tamal de los tantos puestos y vendedores que hay en ese par de cuadras sobre la calle. Sus locales es buen lugar para comprar, papas andinas, quesillo, hierbas, frutas tropicales, ajíes, legumbres, especias o productos importados de Perú y Bolivia.
-En la esquina de Ibarrola y Suarez, está Imperial, restorán de muy rica comida tradicional boliviana. Para probar su ají de lengua o su sopa de maní, entre otros. En diagonal, sobre Ibarrola 7184, se encuentra Miriam, el más famoso y popular restorán del barrio. Con también, todos los clásicos bolivianos, también con menú con fotos y buenas descripciones -para entender de qué se trata el falso conejo o el picante mixto-.
-En cambio, si tenés antojo de pollo frito, una de las comidas más populares de Bolivia, tenés que seguir por Ibarrola -7271- pero hacia la Gral Paz hasta encontrarte con Pollo Broaster Copacabana, popular boliche especializado en buenas frituras. Y, si preferís comida peruana en un ambiente un poco más cuidado, a la vuelta, sobre Ventura Bosch 7284 está Mi Esperanza.
-Si te quedaste con energía, podés hacerte un viaje hasta el Parque Avellaneda -a unos kilómetros-, menospreciado y muy lindo parque con edificios históricos o ir a tomar un vermú a Yiyo el Zeneize y sentirte en una pulpería de finales del siglo XIX.
La Boca y San Telmo o un paseo por la porteñidad
Acá se esconde la porteñidad más caricaturesca, la Buenos Aires un poco perdida en el tiempo y cada vez menos auténtica y más escenográfica. Este es un recorrido largo que alterna clásicos con modernos y deja a cientos afuera ya que es una zona muy poblada de atractivos culinarios. Trata también, de no caer en aquellos lugares más famosos o en boga e incluir buena variedad de estilos.
Recorrido:
-Debemos empezar por el cliché, por el cada vez más coqueto y menos auténtico Mercado de San Telmo, allí en Bolivar y Carlos Calvo. Clásico mercado de fines del siglo XIX de hierro y vidrio pero que fue reciclado y puesto chuchi en los últimos años. Pese a eso, es necesario ir, pasear por él y probar algo. Cada vez quedan menos puestos para comprar alimentos y más de los que ofrecen comidas ya elaboradas de formas cool. Entre aquellos que conservan su esencia están el bodegón de barrio Pedro Telmo sobre Bolivar y dentro, El Hornero, donde se preparan buenas empanadas criollas y algunos guisos patrios.
-Subiendo por Carlos Calvo hasta Perú está Atis Bar, una casa increíble, un ex convento de monjas Santa Maria de la Salud construido en 1890. Una arquitectura increíble cubierta por más de 500 plantas y llena de atrapantes recovecos. Vale la pena al menos para darse una vuelta y tomarse algo en su patio.
-Desde San Telmo podemos hacer una caminata cruzando el Parque Lezama y siguiendo por Almirante Brown hasta un clásico de la Boca sobre la Plaza Solís, La Buena Medida, construcción de 1905 para sentirse en la época de los conventillos y comerse una milanga.
-A la altura de La Buena Medida pero sobre Almirante Brown están otros dos clásicos de la Boca para no dejar pasar: el Café Roma en la esquina de Olavarría y Banchero, el original, el creador de la fugazza con queso, en la siguiente esquina, en Suarez; pizzería anterior a las clásicas de Corrientes.
-Siguiendo por Brown hasta el riachuelo y costeando el río, pasando por Proa y el Museo de Quinquela podemos llegar a una muy agradable y clásica parrilla llamada Puerto Viejo en la esquina de Pedro de Mendoza -costanera- y Quinquela Martín. Para comer en la vereda o en su patio, honesta, amable y reconfortante.
-Si subimos por Magallanes hasta Avenida Patricios cruzaremos la plaza Matheu, agradable y pintoresca y podremos seguir por Patricios hacia el riachuelo hasta llegar a una de las fábricas de pastas más míticas de la Ciudad: Bologna, Patricios 1855. Allí desde 1956 y famosa por sus ravioles únicos de borraja –arbusto salvaje italiano– pavita y nuez. La carta es acotada, nunca se dejaron llevar por los brillos de la modernidad: no se fueron ni refaccionaron el espíritu del local original ni intentaron adoptar recetas y pastas novedosas.
-Ya emprendiendo la larga vuelta hacia San Telmo por Av. Patricios o acaso, Montes de Oca, podemos pasar a tomar algo por uno de los mejores bares de tragos de Buenos Aires: el Doppelganger, en la esquina de Bolivar y Av. Garay. Sino, podemos seguir hacia Plaza de Mayo y comer una pizza de parados en el mítico Pirilo, Defensa 821, ícono de la pizza porteña. Se come lo que va saliendo, a la mano, en su local de dos por dos, pura esencia.
Caballito y Parque Chacabuco: entre el último mercado y el viejo barrio coreano
Un paseo que transita desde una Buenos Aires un poco caótica hacia otra que se va cayendo hacia sus márgenes, hacia la tranquilidad de barrios más amenos. Un paseo que alterna lo argentino moderno y clásico con el barrio ya decadente de una colectividad que se va trasladando hacia el nuevo barrio coreano de floresta. Un paseo con parques, pasajes y rosedales, y también, por supuesto, buena comida y mejores productos para comprar.
Recorrido:
-El paseo podría empezar por el Mercat Caballito en el último piso del Shopping Caballito –Rivadavia e Hidalgo–. Un mercado de la nueva generación: moderno y con más puestos de comida preparada que de productos, para comer allí en un ambiente trendy. Este tipo de mercados como el de Villa Crespo o el de Los Carruajes todavía no tienen la aceptación necesaria como para subsistir mucho más.
-Si seguimos por Rivadavia hasta Del Barco Centenera, dos cuadras, encontraremos el contrapunto del “Mercat”: el último mercado clásico con esencia auténtica y porteña que queda en la ciudad, el Mercado del Progreso. El último verdadero mercado de barrio, recuerdo de una Buenos Aires que ya casi no es. Mantiene la dinámica de un mercado clásico: puestos que ofrecen productos de muy buena calidad a precios razonables y son atendidos por los nietos o bisnietos de quienes lo fundaron.
-Continuando por Centenera o su paralela, Cachimayo, hacia el sur está el barrio inglés de Caballito, epicentro alrededor de la esquina de Videla y Ferrari: bonito, majestuoso, coqueto e intacto. Siguiendo hacia el sur y ya en las inmediaciones del Parque Chacabuco está el restorán de su club homónimo en Miró 750. El bufé de un club de barrio honesto y muy recomendable: muy ricas tortillas, muy buenas milanesas, los pollos y los matambres, ricas rabas, buenos buñuelos y un buen flan. Un bufé de club con muchas y buenas opciones que juega siempre.
-Es momento de pasear por el bonito Parque Chacabuco y conocer su pequeño y agradable rosedal antes de llegar al antiguo barrio coreano del Bajo Flores sobre, mayormente, Avenida Carabobo entre Santander y Saraza. Allí, todavía su comunidad va a la iglesia o a sus restoranes como Casa Feliz -Carabobo 1537-: menú amplio que ofrece todos los clásicos coreanos con algo de asendencia china. Muy ricas sopas de mariscos, buenos salteados, ricos raviolitos y hay que animarse a las sopas de fideos fríos con carne. Simple, amable y a precios amigables. En cambio, si preferís darte una panzada de bbq coreana en un tenedor libre bien auténtico y caricaturesco, anda a Mido, primer piso en Carabobo 1575.
-Desde el viejo barrio coreano se puede ir derecho por Saraza hasta la esquina de Del Barco Centenera a conocer un muy rico y simpático neobodegón: Mondongo y Coliflor. Buenas tortillas, buenas pastas y milanesas; clásicos de bodegón porteño hechos con esmero y cuidado a precios sensatos en un ambiente agradable. Y, para terminar el recorrido se puede seguir hacia el agradable y curioso barrio de pasajes que hay en el lado oeste del Parque Chacabuco entre Av. Asamblea y Zuviría.
