La verdad de la milanesa

LA VERDAD DE 14 de julio de 2022
Es la comida más difundida y reproducida de la Argentina. En un comedor de la plaza de un pueblo catamarqueño, en un restorán pretencioso de Palermo, en una cantina a las afueras de un pueblo minero en la Patagonia o en un departamento de un barrio céntrico de Córdoba: siempre hay milanesa.
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La milanesa es la única comida que nos amontona e incluye realmente a todos como país, como cultura común. Ni la pizza, ni el churrasco, ni las empanadas, ni siquiera el asado, más folklórico, están tan bien difundidos y arraigados a cada rincón de la Argentina como sí lo está nuestra milanesa.

Vale aclarar que cuando hablamos de milanesa nos referimos a la verdadera milanesa, la de carne de vaca con huevo y pan, la de toda la vida: la milanesa. Nada de animales alternativos, verduras intrusas, hongos salvajes, porotos achinados, cortes de carne pretenciosos, cocciones saludables, empanados semilleados o técnicas vanguardistas.

Nuestra milanesa es más parecida a un schnitzel vienés –casi misma receta– que a su pariente italiano la coteletta alla milanese: hecha con carne cortada más gruesa y con hueso y frita en manteca. Sin embargo, es seguro que la idea de la milanesa, aunque no fuera la misma, llegó en barco a finales del siglo XIX con nuestros bisabuelos europeos. Y tan rápido se asentó en nuestra nueva cultura en gestación que ya en el primer recetario argentino está su receta: el Almanaque de la Cocinera Argentina de 1880. 

Los 10 mandamientos de la milanesa 

1–El grosor y el tipo de carne es fundamental para una buena milanesa: la verdadera milanga argentina clásica debe ser de nalga. De un grosor medio –como un centímetro– y parejo, ni una hoja de calcar ni un bife que otorgue resistencia y tome más tiempo en la fritura. Por supuesto, que hay milanesas hechas con cortes más caros como el lomo o el bife de chorizo que reclaman un mayor grosor para poder apreciar el corte.

2–Se debe golpear la carne antes de preparar la milanesa, aplastarla un poco para romper la fibra de la carne y que se adhiera mejor el huevo y el pan.

3–Usá pan rallado, todo bien con los rebozadores, avenas, copos, cocos, cereales varios, semillas y todos esos nuevos intrusos en la milanesa, pero no hay como un buen pan rallado finito, hecho en casa con pan viejo o comprado en la panadería.

4–La marinada para la milanesa debe tener sabor, el huevo desabrido provocará una milanesa insulsa: lo clásico es una buena mostaza, un toque de leche, ajo y perejil frescos, pimienta y mucha sal –también podes agregarle otras especias como ají molido, orégano o comino–. Dejar la carne reposando al menos una hora en el huevo es muy beneficioso, algunos le ponen algún agente ácido como jugo de limón o vinagre a la marinada para que ablande la carne, no me parece necesario y puede secar la carne.

5–Al momento de freírlas las milanesas deben estar frías de heladera, para que el pan rallado no se desprenda y el dorado sea el ideal. Siempre es recomendable freír un producto frío.

6–Las milanesas son fritas, no hay tu tía. Y se deben freír en mucho aceite, la milanesa no debe estar en contacto con ninguna superficie, cuanto más aceite más sana y mejor será la fritura, de girasol preferentemente.

7–El aceite no debe estar al palo ni frío. Unos 180º grados es lo ideal, debe burbujear al meter la milanesa pero no debe hacer un escándalo. Si está muy fuerte se va a quemar y poner duro el pan rallado, si está muy fría va a absorber aceite. Debe dorarse sin endurecerse.

8–Un minuto de cocción de cada lado debería ser suficiente para una milanesa. No cocinar la milanesa hasta que la carne en su interior quede seca y dura.

9– Sacarlas de la fritura sobre un papel absorbente y echarles un poco de sal para ayudar a que queden bien secas.

10–Comerlas ni bien están hechas con un poco de jugo de limón.

Diseño sin título (86)Míticas o de moda: Las 15 milanesas de Buenos Aires

Cinco formas de prepararla

Clásica –huevo y pan rallado una pasada–con rebozador (9)Una capa fina y suave de pan, algo crocante y poco invasiva, un equilibrio ideal entre carne y pan. Suave y equilibrado. El pan queda en un segundo plano frente a la carne. La clásica.

Con harina, huevo y pan rallado en ese ordencon rebozador (7)Se despega más el empanado de la carne. Se generan dos gustos: empanado y carne, la milanesa pierde unicidad. No es menos rico, es otra sensación. Acá es cuestión de gustos.

Hecha con rebozador con rebozador (1)Queda una milanesa más seca y un empanado que se te vuelve una pasta en la boca. Algo más crocante y más invasivo que con pan rallado.  

Con doble empanado –huevo, pan, huevo, pan–con rebozador (4)Si sos de los que les gusta sentir el sabor de un buen empanado esta es tu opción. La carne se desprende del pan y gana más relevancia el pan que la carne. Si preferís opacar un poco la carne y quedarte con el gusto del empanado, es perfecta. 

Con panko –pan rallado japonés–, la pretenciosacon rebozador (5)La hace más crocante por fuera, mas presente el pan rallado, se notas las hojuelas de pan en la boca. Es una opción si preferís un empanado más crocante pero delgado a la vez. Es un poco un sacrilegio pretencioso pero no es para nada feo, más de textura en el empanado.

Receta básica

Ingredientes para cuatro

Un kilo de nalga cortada de un centímetro de espesor

Cuatro huevos

Media taza de leche

Una cucharada sopera de mostaza

Tres dientes de ajo

Un manojo de perejil

Pan rallado

Sal y pimienta

Preparación 

Golpear la carne con una masa para que se achate y se ablande.

Picar los dientes de ajo y el perejil. Romper los huevos en un bowl o fuente, agregar la leche, la mostaza, el ajo y el perejil picado, mucha sal –es la que va a tener la carne, el huevo debe quedar muy salado– y pimienta; revolver.

Agregar la carne golpeada a la mezcla de huevo y dejarla allí recomendablemente al menos una hora en la heladera.

Ir pasando la carne enhuevada por el pan rallado mientras golpeamos con el puño para que el pan rallado se adhiera a la carne. Usar una mano para manipular la carne en el huevo y la otra, el pan rallado.

Apilar las milanesas y llevarlas otra vez a la heladera al menos media hora.

Freír en abundante aceite a 180º –debe hacer burbujas chicas y la carne flotar– por unos dos minutos en total, uno de cada lado.

Retirar sobre papel, servir, echar jugo de limón y comer.

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