
Un paseo por el mundo en colectivo: seis mercados o supermercados étnicos porteños más allá del famoso Barrio Chino.
Un paseo por el mundo en colectivo: seis mercados o supermercados étnicos porteños más allá del famoso Barrio Chino.
Comer en un restorán que se las dé de algo debe ser más que solo comer, más que ir a buscar sabores conocidos y recontra masticados; debe ser chocarte con algo que uno no fue a buscar ni podría imaginar. Deben ser experiencias, emociones –buenas y malas–, sorpresas, novedades, enriquecerse; simplemente, de alguna manera, vivir y no pasar los días uno tras otro o en este caso, las comidas. Y eso, en Mercado de Liniers sucede, suceden cosas, te pasan cosas: crean, provocan, son osados.
En el Mercado Belgrano conviven en justo equilibrio lo clásico y lo moderno, lo trendy y lo tradicional, los puestos familiares de toda la vida de productos frescos con las opciones nuevas de comida étnica o cool que valen la pena. Es uno de los últimos mercados de barrio clásicos de la Ciudad, aquellos que abrieron a fines del siglo XIX cuando aún creíamos en el progreso y la ciudad no paraba de crecer y modernizarse de la mano de nuestros abuelos recién bajados del barco. Un verdadero mercado.
El reciente paseo gastronómico del Paseo La Plaza es un gran refugio para distraernos de la fiebre mundialista, las derrotas impensadas y los calores veraniegos del centro porteño. Es un paseo arbolado y calmo en medio de la ciudad con muy buenas opciones para comer y una dinámica muy agradable.
Ocho buenas opciones en uno de los nuevos y mejores gastromercados de Buenos Aires.
El Mercado del Progreso es el único mercado de la Ciudad que resiste a la modernidad, es el último verdadero mercado de barrio, es el último recuerdo de una Buenos Aires que ya casi no es.
Porque es infinitamente más barato, porque hay mucha variedad y calidad, porque se puede comprar de a medio kilo y cualquier día de la semana, porque un mercado es un parque de diversiones para un cocinero. Porque vale la pena y es la única receta contra la inflación: El Mercado Central.
Un paseo por el mundo en colectivo: seis mercados o supermercados étnicos porteños más allá del famoso Barrio Chino.
Culpa del marketing, sobre todo, y también, de la crisis. Supongo que se trata de esa maldita necesidad de “resaltar” algunas cosas y a la vez, “ocultar” otras; muchas veces en pos de ofrecer un producto más barato sin que se note. Ese cruel menester de hacer equilibrio en el fino límite entre la estafa y la ley. A veces, el Código Alimentario no alcanza para imponer mayor claridad y el consumidor lo sufre: en el sabor, en la salud y en el bolsillo. La lista se compone de algunos productos que encontré últimamente en diversos supermercados y comercios.
Entender por qué algo nos parece más rico –o más feo– es un gran paso para poder cocinar mejor, o al menos, a consciencia. Así como el umami o quinto sabor se transformó en uno de los términos y conceptos más repetidos y resonantes en la gastronomía mundial en la última década, ahora es el tiempo del kokumi.
Productos, cortes, verduras; bocados al alcance de la mano que no apreciamos lo suficiente. Somos un país con una gran abundancia de materia prima pero nuestra dieta se suele conformar de no más de 15 productos. ¿Cuál sumarías a la lista?
Elementos prácticos no tan usados para cocinar mejor y más productivamente cada día. La plata siempre es una buena razón, pero en este caso, un poco menos. Utensilios que creo, escasean, no sé por qué, en muchas cocinas. Nada electrónico, nada moderno; cosas que no tienen reemplazo ni versiones superadoras. ¿Cuántos de ellos tenés? ¿Cuál sumarías a la lista?