
Porque las modas cambian, porque los paladares mutan, porque importa más el rendimiento y los costos, porque no hay demanda, porque simplemente no eran tan ricos o, porque: solo nos olvidamos. Algunas preparaciones que fueron populares y clásicas en los restoranes y cocinas argentinas, sobre todo porteñas, y hoy se encuentran olvidadas o en vías de extinción.




Un reciente y muy buen lugar de sushi fusión. El gran y reiterado problema de la fusión en el sushi o de la cocina nikkei es la acumulación o superposición de sabores que terminan por destruir con el elegante equilibrio del buen sushi. En este caso, esto no sucede, sino que al contrario, los matices y sabores añadidos solo realzan el todo. Con gran técnica, una cocina cuidada y muy trabajada, sabores elegantes y bien logrados. Las dos partes de un buen sushi están: buen arroz + buen producto. A la carta a los mediodías y omakase -sentarse y dejarse llevar por los caminos del sushiman- por las noches. 


Una curiosa y muy buena cantina moderna de cocina argentina con algunos toques coreanos -además de encontrarse en las puertas del pasaje más representativo de la Corea actual-. Entre sus pasteles de papas, muy buenas pizzas y deliciosas empanadas fritas se entromete algo de gochugaru -chile seco coreano-, unos hongos shitake, algún pollo frito al estilo coreano o quizás, algo de kimchi. Una fusión argentino-corana que está empezando a nacer de forma natural debido a la curiosidad de una nueva generación de argentinos descendientes de coreanos que buscan integrar la cultura que heredaron a la que los rodea y así, naturalmente, ofrecen la cocina que los representa, la que les es más puramente suya.
En un salón de San Telmo que recuerda al living de una vieja señora londinense sirven una decena de curris diferentes, todos acompañados de su pan naan increíble y su arroz basmati exacto, los mejores de la ciudad. Ofrecen, por supuesto, los más clásicos curris indio-británicos: el pollo tikka masala o el madrás curry, reversiones más amigables de sus primos indios; cargados con mayor proporción de materia grasa y tomates para hacerlos más untuosos, húmedos y suaves. Quién mejor que un inglés, como su dueño y cocinero, para hacerlos de la forma más deliciosa.
El único y gran representante de la cocina Cajún en Buenos Aires en un espacio distendido y precios muy sensatos. La cajún es una cocina sencilla de la diáspora, una cocina campesina, contundente y honesta. Una cocina con influencias francesas, españolas y africanas. Además de ofrecer un gran pollo frito, al plato o en sándwich, en Nola hacen un muy rico gumbo tradicional, el plato insignia de la cocina cajún: un guiso denso y algo picante con base de verduras y roux con pollo, chorizo y arroz; contundente y sabroso. También ofrecen un jambalaya de hongos, una versión vegetariana de otro clásico cajún, un guiso de arroz con proteínas varias. 







