
Mi postre favorito, la tarta de queso en casi todas sus versiones, se está imponiendo de la mano de la tarta vasca, el nuevo bocado fetiche de la mesa dulce porteña. Sus orígenes, sus versiones alrededor del mundo y dónde comer las más ricas.
Hablar de comida del sudeste asiático es quizás una licencia demasiado amplia pero a la vez necesaria con una oferta gastronómica como la de Buenos Aires. Por supuesto, la cocina vietnamita es considerablemente distinta de la tailandesa y la malaya de la birmana y así sucesivamente, pero igualmente comparten rasgos en común como para poder agruparlas: sabores frescos y picantes a la vez, gustos tropicales cargados de hierbas, frutas y especias aromáticas y equilibrios de sabores con marcadas notas dulces, ácidas y saladas.
RESTORANES21 de abril de 2022En Buenos Aires todavía no abundan restoranes de muchas regiones del mundo y el Sudeste Asiático no es la excepción. Por eso mismo, la mayoría de la oferta todavía se compone de lugares un poco cool o palermitanos –no menos buenos, pero sí, más cuidados–. Todavía no abrieron aquellos sin pretensiones –o con la comida como única pretensión–. Será porque aún no la demanda necesaria o simplemente porque es menos negocio. Debieron pasar varias décadas para que abrieran restoranes chinos auténticos, mexicanos con sabor a México y coreanos que no sean frecuentados solo por su comunidad. La atrapante cocina del sudeste asiático está en ese camino, ya hay mejor y más oferta que hace una década pero aún es de nicho y escasa.
Sunae Asian Cantina Christina Sunae, su cerebro y creadora, seguramente sea la mejor exponente de la cocina del sudeste asiático en la Argentina. Oriunda de los Estados Unidos pero de corazón filipino –donde vivió en su juventud– conoce y cocina como pocos aquellos platos característicos de la región que la adoptó. Empezó con un restorán a puertas cerradas hace más de una década y hoy es todo una estrella de la gastronomía porteña. Además de su restorán emblema, Christina abrió hace un par de años Apu Nena, una opción más descontracturada en Chacarita para probar los sabores asiáticos en versión tapas.
En Sunae preparan platos emblemas de toda la región: filipinos, tailandeses, vietnamitas, malayos e indonesios. De manera elegante y siempre todo en su punto, sabores en perfecto equilibrio. Para darse un gusto, un imperdible.
Humboldt 1626. De martes a sábados a la noche, sábados también al mediodía. Ig: @asiancantina
Cang tin Junto a las vías del tren Mitre se esconde una de las mejores novedades porteñas, casi el único restorán que emula los verdaderos sabores de la cocina vietnamita: el clásico banh xeo –panqueques crocantes de harina de arroz rellenos de hierbas y langostinos–, un rico pho –caldo claro con hierbas y finas laminas de carne de vaca–, la imperdible panceta crocante o mi favorito vietnamita, el bun cha –fideos de arroz, hierbas y cerdo marinado a la parrilla–. En Cang tin también sirven curries tradicionales y reversiones modernas de sabores clásicos del sudeste. Una ambientación bien cool, una cocina bien lograda, platos sin competidores.
Sabores frescos, divertidos, interesantes. Un lugar donde dan ganas de probar toda la carta.
Av. Dorrego 2415. De martes a sábado a la noche. Domingo al mediodía. Ig: @cang.tin
SaigónPrimer enclave de cocina callejera vietnamita en Buenos Aires –dueños en común con Cang tin–. Mesas comunes sin mozos, una linda vereda, un ambiente relajado y chic en el exterior del Mercado de San Telmo –y nuevas sucursales–; comida al paso para sentirte un poco más cerca de la ciudad más poblada de Vietnam: Ho Chi Minh –o Sai Gon–.
Tienen varios de los clásicos vietnamitas: nems –arrollados fritos o frescos de hoja de arroz–, pho –caldo claro y especiado–, banh mi –sandwiches con reminiscencias francesas y sabores vietnamitas–, bun –bowls con fideos de arroz, hierbas y alguna proteína–, algún curry del día y otros bowls con base de arroz más verduras, proteínas, huevo y demases. Un gran lugar para tomarte una cerveza y comer verdaderos sabores vietnamitas a precio amable y sin mayores pretensiones.
Bolivar 986, en el Mercado de San Telmo. De miércoles a domingo mediodía y noche. Lunes y martes solo por la noche. Ig: @saigonnoodlebar
Lotus Neo Thai Uno que reabrió hace bien poco y nos ofrece una muy agradable comida tailandesa en un espacio íntimo. Por muchos años se ubicó en una casa vieja en medio del Barrio Chino, justo pegado al actual supermercado Casa China. Allí cerró sus puertas hace unos años y durante la cuarentena abrió nuevamente pero desde una casa a unas pocas cuadras del local original.
Ofrecen un menú fijo –que van renovando– para pasear por los sabores clásicos tailandeses: desde el famoso pad thai hasta curries frescos y especiados cargados de leche de coco y lima, pasando por croquetas de pescado o pinchos asados. Aceptan descorche y el espacio es muy agradable.
Migueletes 1857. De martes a viernes a la noche. Ig: @casalotusthai
Sudestada Uno de los precursores de la cocina del sudeste asiático en Buenos Aires que se mantiene fiel a su esencia. En una esquina del Palermo más Palermo y con una ambientación bien minimalista, Sudestada ofrece un menú de ascendencia vietnamita con algunos curries de sus vecinos del oeste.
Sudestada tiene un gran menú de mediodía, ricas sopas, el mejor pad thai de Buenos Aires y muy buenos nems. Sudestada le mostró el camino y se arriesgó cuando todavía la gastronomía no estaba de moda.
Guatemala 5602. De lunes a sábados mediodía y noche. Ig: @sudestadaba
Mi postre favorito, la tarta de queso en casi todas sus versiones, se está imponiendo de la mano de la tarta vasca, el nuevo bocado fetiche de la mesa dulce porteña. Sus orígenes, sus versiones alrededor del mundo y dónde comer las más ricas.
La albóndiga es una gran comida que conquistó el mundo en diversas pero cercanas versiones. Tienen más de tres mil años de historia e infinitas recetas. Acá, te cuento su historia, sus orígenes, sus mandamientos para hacerlas en casa y ocho de sus variantes más famosas alrededor del mundo y dónde probar cada una de ellas en Buenos Aires.
El boom de productos y preparaciones que hasta hace cinco años era casi desconocidos o de nicho y hoy, están hasta en la sopa. Una buena receta con cada uno o dónde comerlos.
La empanada es uno de los íconos de la gastronomía argentina y un embajador patrio en el mundo. Pero: ¿son argentinas? Tantas veces nos dijeron que eran nuestras, tantas veces escuchamos que se quemaron los dientes aquél día lluvioso de mayo de 1810, tantas veces sentimos orgullo por ellas: ¿tantas veces nos engañaron? Cada cultura creó o reversionó sus propias masas rellenas más o menos parecidas, algunas se impusieron a nivel global más que otras, pero todos y cada una de las grandes culturas de este mundo tiene su “empanada”: el lajmayín o fatay árabe, las samosas indias, las salteñas bolivianas, el brik tunecino o los nems vietnamitas; entre tantas otras.
Nueve comidas bien porteñas en sus versiones clásicas y modernas, en su receta tradicional o reversionada. ¿Cuál de los dos es cocina Argentina: la copia más fiel de su antepasado europeo o a las tradiciones criollas o aquél que se modificó y resignificó en estas tierras?
Nuevas pizzerías de Buenos Aires que valen la pena. Pese a que la pizza es un clásico argentino del siglo XX, uno de los emblemas de nuestra cocina patria luego de la oleada de inmigrantes italianos; en los últimos años hubo un nuevo despertar de la pizza, desde otro lugar, con otra filosofía y aspiraciones. La búsqueda de una pizza con otras intenciones, otros productos y otras recetas. Se amplió el abanico, llegaron estilos que no había, productos que no se encontraban y demandas que no existían hasta hace cinco años. Por eso, en los últimos tres o cuatro años abrieron en Buenos Aires decenas de pizzerías que aspiran a ofrecer eso: pizzas más allá de las clásicas porteñas de toda la vida. Muchas de las nuevas, buscan emular el estilo napolitano, pero otras, el neoyorquino o el romano o incluso, encontrar buenas reversiones modernas de la pizza porteña.
Un paseo por el mundo en colectivo: seis mercados o supermercados étnicos porteños más allá del famoso Barrio Chino.
Culpa del marketing, sobre todo, y también, de la crisis. Supongo que se trata de esa maldita necesidad de “resaltar” algunas cosas y a la vez, “ocultar” otras; muchas veces en pos de ofrecer un producto más barato sin que se note. Ese cruel menester de hacer equilibrio en el fino límite entre la estafa y la ley. A veces, el Código Alimentario no alcanza para imponer mayor claridad y el consumidor lo sufre: en el sabor, en la salud y en el bolsillo. La lista se compone de algunos productos que encontré últimamente en diversos supermercados y comercios.
Entender por qué algo nos parece más rico –o más feo– es un gran paso para poder cocinar mejor, o al menos, a consciencia. Así como el umami o quinto sabor se transformó en uno de los términos y conceptos más repetidos y resonantes en la gastronomía mundial en la última década, ahora es el tiempo del kokumi.
Productos, cortes, verduras; bocados al alcance de la mano que no apreciamos lo suficiente. Somos un país con una gran abundancia de materia prima pero nuestra dieta se suele conformar de no más de 15 productos. ¿Cuál sumarías a la lista?
Elementos prácticos no tan usados para cocinar mejor y más productivamente cada día. La plata siempre es una buena razón, pero en este caso, un poco menos. Utensilios que creo, escasean, no sé por qué, en muchas cocinas. Nada electrónico, nada moderno; cosas que no tienen reemplazo ni versiones superadoras. ¿Cuántos de ellos tenés? ¿Cuál sumarías a la lista?